SÍ, YO SÍ CREO EN EL AMOR

Hace algún tiempo, mientras revisaba mis redes sociales, comencé a ver que en diversas publicaciones, mis conocidos se quejaban acerca de las relaciones o hacían cuestionamientos sobre la veracidad y posibilidad de encontrar el amor, así que se me ocurrió escribir un tweet muy simple:

- Sí, yo sí creo en el amor...

- ¿Y qué es? – Me cuestionó ante la afirmación un amigo.

Siendo sincera, no me había puesto a pensar realmente el significado e interpretación que le daba al amor; dejé que las palabras fluyeran desde mi inconsciente, creando la definición que, hasta la fecha, sigo utilizando:

- Para mí, el amor, es cuando tienes la confianza de hablar de lo que sea; que conozca tu manera de ser, desde tus virtudes, rarezas, sentido del humor, miedos, creencias, gustos y hasta tus defectos; que esos mismos defectos, los reconozca, terminando incluso por aceptarlos y apreciarlos, pues sabe que son parte de un todo que te hace ser tú.

Amar es apoyarse para alcanzar metas, perseguir sueños, crear risas y formar recuerdos, siendo siempre consciente de que esa persona, es libre... Pero, en su libertad, decidió compartir su vida y camino a tu lado, en el que irán construyéndose mutuamente, sin cambiar lo que más aman y les apasiona. Amar es lograr crear un equilibrio, donde ambos están cómodos y encuentran ese sentimiento de compromiso y romanticismo.

Después de lo que escribí, me puse a pensar en lo extraño que suele llegar a ser el amor: hay unos dichosos que a temprana edad lo encuentran, pero, para aquellos que tarda más en llegar, resulta muy diferente. Puedes anhelarlo, confundirlo, aferrarte o seguir en su constante persecución, incluso, existe la posibilidad de creer que lo has encontrado o experimentando en donde, de una u otra manera, no serás correspondido ni es lo adecuado, ya que al no ser realmente amor, terminas con un “corazón roto”, que no es más que una bofetada de realismo; la confrontación con la realidad; la perdida de la fantasía o ilusión creada.

Sin embargo, todas las veces que se tiene un desamor, se obtiene también una gran lección, con la que se comienza a experimentar y saber cómo es estar –en todo el sentido de la palabra– con alguien; permite que descubramos nuestra capacidad para expresar nuestro sentir y aprender a recibirlo, entendiendo que no solo con las palabras se dice “te quiero”; nos hace madurar, ya que al tener como aliado en este proceso al tiempo, nos ayuda a ser conscientes, terminando por aceptar que dolerá, por un lapso, realmente nos dolerá que una relación falló, pero, de igual forma, llegará el punto en que descubramos que ese suplicio padecido, se debe a que una parte de nuestra alma se quedó con la otra persona, y a la par, se está uniendo a la nuestra la parte que nos llevamos; nos deshacemos de las cosas malas, pero, nos quedamos y agradecemos las buenas experiencias vividas con esas parejas.

Una vez que comienzas a restaurar tu ritmo de vida, también se tiene un equilibrio con tus emociones, te vas enfocando en actividades que te dan satisfacción y que logran hacerte crear el sendero por el que te dirigirás, el que vas trazando ahora que te empiezas a conocer bien a ti mismo; sin darte cuenta, llega el momento en que dejas de buscar con tanto esmero al amor, aunque, siempre dejarás la puerta abierta a esa posibilidad. Es justo en este punto cuando la vida, o quizá, el destino, se hace notar de la forma más curiosa, permitiéndote conocer de la manera menos esperada y de la más bonita que puedas imaginar a la persona adecuada, con quien querrás unir el camino que has decidido seguir, y de forma recíproca, se harán felices en el momento preciso.

Lo cierto es que para llegar a esta conclusión tuve que pasar por eso punzante dolor de un corazón lastimado, de unas cuantas noches de vela, maratones de películas románticas acompañadas de helado, diversas pláticas o consejos de amigos y por supuesto, de muchas lágrimas. Hoy, después de la debida reflexión y el tiempo necesario, lo entendí:

Las palabras intercambiadas, las risas, los enojos, las aventuras, las frustraciones y los bonitos recuerdos, es lo que debes mantener y agradecer. Algunas veces se descontrolarán los sentimientos y harán que actúes con impulsividad, por eso, hay que respirar profundo, decidir qué camino vas a tomar, actuar como realmente eres, y dejar que todo fluya, siendo consciente de tus prioridades y metas, aceptando que si no es lo que te hace bien, es mejor reiniciar sin rencores cada uno su camino, llevándote y poniendo en práctica todos los aprendizajes que se pueda.

Y en algún punto, sin que lo forces ni apresures, conocerás a alguien increíble, con quien de manera inmediata tendrás una conexión tan profunda que hará que todo tome su forma, con quien a pesar de las decepciones y momentos difíciles vividos, te entregarás en cuerpo y alma por completo, pues con esa persona, es con quien compartirás realmente el amor; te emocionará ver cómo cada día se supera, te maravillarás con la sensación de un cálido abrazo suyo, la emoción que te provocará hablar de tantas cosas con esa persona, lo feliz que te hará ver su sonrisa. Lo completa que te sentirás al estar con él.

Sí, yo sí creo en el amor.